El encuentro se inició con la palabra de algunas madres que contaron sus experiencias frente a la discapacidad de sus hijos.
Las historias personales fueron diferentes, pero se percibió una coincidencia en que, después de asimilar “la noticia” -conocer y aceptar la realidad del hijo-, el gran desafío de las familias es el inicio de la escolaridad. Se reconoció que los establecimientos de Claromecó se han hecho eco de los cambios que en los últimos años se dieron en todo el país, teniendo sus autoridades y docentes una gran voluntad por incluir y acompañar a los alumnos con NEE.
Sin embargo, los años de formación docente no llegan todavía a abarcar el trabajo con la diversidad en el aula, por lo que muchos se sienten con miedo o no capacitados frente a algunos casos específicos. Eso hace que sea muy marcada la demanda de acompañantes personales para esos alumnos.
Los problemas de convivencia en las escuelas no se dan sólo con personas con discapacidad. Muchos otros alumnos se sienten no integrados y hostigados por sus pares. La escuela es el primer ámbito social complejo que todas las personas tenemos que atravesar, y donde se manifiestan los diversos modelos de los que se ha ido alimentado cada niño, cada docente y cada padre que conforman la comunidad educativa.
Por eso todos los asistentes, tanto miembros de Claromin como otros padres y docentes, destacamos la importancia de seguir generando reuniones como la de este 8 de septiembre: encuentros cara a cara entre todos, dialogando de igual a igual y mate de por medio, para escuchar al otro fuera de las presiones y formalidades del día a día.
Agradecemos a todos los que asistieron y animamos a los demás a sumarse a los futuros encuentros y propuestas, a ser participantes activos de un cambio en el estilo de convivencia de nuestros hijos, construyendo y fortaleciendo lazos basados en la aceptación y el afecto.
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